Three visions of anthropology collided in San Cristóbal de las Casas, Chiapas in the 1950s. Infrastructural improvements, indigenista politics, and increased US social science funding intensified research on Indigenous Chiapas. The scene drew together imperial travelers, modernist ethnographers, and Mexican development administrators. Among them was Danish explorer-archaeologist Frans Blom, who struggled to establish his estate as a reputationally redeeming fieldwork institute. This article parses how some modernist anthropologists distanced themselves from Blom’s imperial legacy, while others pressed his ideas of cultural continuity into implicit, controversial claims for their centrality to ancient and modern Maya studies writ large.
Tres visiones de la antropología se enfrentaron en San Cristóbal de las Casas, Chiapas durante los años 1950. Las mejoras en la infraestructura, la política indigenista y el aumento de los recursos financieros para los científicos sociales estadounidenses intensificaron la investigación sobre los indígenas de Chiapas. En este escenario, coincidieron viajeros extranjeros, etnógrafos modernistas e indigenistas mexicanos. Entre ellos, el explorador y arqueólogo danés Frans Blom se conminó para convertir su propiedad en Chiapas en un instituto de trabajo de campo para redimir su reputación. Este ensayo analiza la forma en que antropólogos modernistas se distanciaron del legado imperialista de Blom. También demuestra que algunos otros usaron su idea de continuidad cultural para elaborar posiciones implícitas y controvertidas acerca de su papel central en los estudios de los mayas tanto antiguos como modernos.