While Mexico’s agricultural exports have rapidly expanded over the past two decades, a strike by farmworkers in San Quintín, Baja California, in 2015 drew attention to the labor problems and workers’ demands in the industry. In response, foreign agribusiness corporations implemented private labor standards through fair-trade labels to address these problems in their global produce supply chains. Based on ethnographic research, I argue that these private standards fail to improve farmworkers’ labor conditions and instead serve to “fairwash” fresh produce and to prevent union organizing even when rights under Mexican law are violated. While fair-trade programs provide little empowerment to agricultural workers, I document how farmworkers have developed alternative visions of food justice through independent labor organizing.
Si bien las exportaciones agrícolas de México han aumentado considerablemente en las últimas dos décadas, una huelga de jornaleros agrícolas en San Quintín, Baja California, en 2015 llamó la atención sobre los problemas laborales que prevalecen en esta industria y los reclamos de los trabajadores/as. En respuesta a esta huelga, las corporaciones agroindustriales extranjeras implementaron estándares laborales privados por medio del uso de etiquetas de “comercio justo” para abordar los problemas en sus cadenas globales de suministro de productos agrícolas. En base a trabajo etnográfico, en este artículo demuestro que estos estándares privados no han logrado mejorar las condiciones laborales en este sector, sino que sirven para “lavar” la imagen pública de los productos agrícolas de la región y para prevenir la organización sindical al tiempo que se violan los derechos laborales de la ley mexicana. Si bien los programas de comercio justo no se traducen en empoderamiento de los jornaleros agrícolas, estos trabajadores han desarrollado visiones alternativas de justicia alimentaria a través de la organización laboral.