El argumento central que recorre el nuevo libro de Emily Hind es evidente desde las primeras páginas: los capítulos de Dude Lit tienen como objetivo demostrar que la reputación literaria de un escritor (o bien, la idea nebulosa de talento literario) tiene menos que ver con la calidad de las obras en sí mismas y más con el refinamiento de un performance que oscila entre lo bárbaro y lo civilizado. Puesto de otra manera, la hipótesis de Hind es que la “gran literatura” mexicana no necesariamente es aquella con la mejor calidad estética sino la que está mejor conectada en los circuitos masculinos de poder y que, además, está más que dispuesta a ser cómplice de estos juegos de fanfarronería. Ejemplos abundan en el libro: desde la actitud “malota” de Salvador Elizondo y Carlos Velázquez, lo tóxico del Centro Mexicano de Escritores, el pene como tropo en la literatura mexicana,...

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